En el mito, la papa tiene un origen guerrero. Uno de los relatos andinos más difundidos cuenta que los pueblos antiguos de Huancavelica, derrotados en la guerra y castigados al hambre perpetua por los señores de la quinua, clamaron al Dios Sol por su liberación. El amo del universo les envió unas semillas redondas y abultadas con cientos de formas, que los famélicos humanos sembraron a la espera de sus frutos. Los dominadores permitieron en silencio el cultivo y al crecer y madurar la planta la cosecharon para sí sin dejar rastrojo sobre el campo. Los desfallecientes esclavos, al borde de la muerte, clamaron nuevamente a su Dios y este les ordenó rebuscar bajo la tierra. Con sus últimas fuerzas los oprimidos encontraron por primera vez el fruto de la papa con el que se alimentaron furtivamente y gracias a su poder nutritivo recuperaron su fuerza guerrera para finalmente derrotar a sus opresores.
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